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Extracto del capítulo V

No vamos a utilizar aquí la frase “fundación-testaferro” —¡caramba, ya la estamos usando!—, porque posiblemente no tenga nada que ver con el fenómeno que estamos describiendo, pero digamos que, si sumáramos, por mera curiosidad, las contribuciones que la OMS recibe de parte de la Bill & Melinda Gates Foundation y de parte de la GAVI Alliance, obtendríamos como resultados un valor muy cercano al del primer puesto del período 2018-2019, y otro muy despegado del segundo puesto del bienio vigente. Y estos primeros puestos no vienen escoltados por los aportes estatales argentinos, bolivianos ni chilenos, sino alemanes, estadounidenses y británicos. Dicho lo cual, pasamos a preguntarnos: ¿tenemos algún motivo a priori para confiar en la OMS? ¿Podemos presuponer que su principal objetivo es la salud —definida por ella como el estado de completo bienestar físico, mental ¡y social!— del mundo en general, o de Latinoamérica en particular? Si Bill Gates y los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra querían ayudarnos, ¡menuda macana que hayan empezado por promover toques de queda y bozales obligatorios! Efectivamente, ya iremos viendo, especialmente hacia el capítulo X, que, al parecer, la salud pública no es mucho más que un rejuvenecido sinónimo de la obsoleta seguridad nacional.

Aníbal Domínguez: Pantomidemia - Imposición de una Nueva SubNormalidad mediante la Moralidad de la Obediencia. Marzo 2021, página 71.